¡Conoce cómo hacer parte de Número Cero!
Yanet Helena Henao Lopera
confiticohenao@gmail.com
Me enteré sobre El loco de Dios en el fin del mundo (2025, Random mundo House) por una entrevista que le hicieron a Javier Cercas, su autor, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá de este año. A pesar de la válida expectativa, la paradoja de que un ateo, laicista y anticlerical confeso escribiera un libro sobre la iglesia católica y el papa Francisco, no hizo mella sobre mi curiosidad lectora, aunque no niego que sí me cruzó por la mente la palabra «disparate» (más adelante tuve que contradecirme).
Guiada por el prejuicio, asumí que un libro que hablara sobre el papa, definitivamente, no sintonizaría con mis gustos literarios más proclives a la novela y al cuento; en cambio, motivada por el título, la reseña de la contraportada y otras obvias razones, pensé que sí sería un buen regalo para un pariente sacerdote. Así pues, con la intención de tener un buen detalle, compré el libro y lo hice llegar su destinatario, quien de inmediato evidenció su gratitud leyendo, a velocidad de luz, las cuatrocientas ochenta y cuatro páginas que lo conforman.
Dos días después, me llegaba por el WhatsApp un mensaje suyo con la recomendación apremiante de leer también el libro. Mi pariente sacerdote necesitaba compartir impresiones y quería confirmar si estaba en lo cierto acerca del deleite que le había suscitado la prosa de Cercas (era la primera vez que leía algo del autor). No pude negarme, entonces, y el libro ya usado, volvió a mis manos.
¿Y adivinen qué? El loco de Dios en el fin del mundo me atrapó. Y me atrapó sobre todo porque todavía me estoy preguntando si se trata de una crónica, un ensayo, una novela o una biografía novelada, pues su estructura narrativa mezcla elementos de cada uno de ellos, confiriéndole una complejidad especial que no interfiere para nada con el empeño de contar una historia en apariencia simple: a Javier Cercas le proponen, desde el Vaticano, escribir un libro sobre el viaje del papa Francisco a Mongolia. El autor, no muy convencido de ser el indicado, decide aceptar la propuesta, movido además por un deseo específico de complacer a su madre enferma de alzhéimer: ella anhelaba que el papa en persona le enviara un mensaje.
A lo largo de todo el libro, el autor irá sobre leitmotiv conjugando una pregunta, un la resurrección de la carne y la vida eterna, con otras inquietudes surgidas del ejercicio periodístico y de la cercanía con personajes que no imaginó llegar a conocer. Una pregunta de cuya respuesta no nos enteraremos hasta el final.
Humanidad, fe, academia, misión y testimonio, todos temas complejos que atañen a la iglesia y que la prosa ágil de Javier Cercas logra aproximar, estableciendo con el lector un pacto de confiabilidad sobre cada uno de los hechos y personajes que se narran.
Para creyentes y escépticos, El loco de Dios en el fin del mundo es un libro que no traiciona y que vale la pena leer.