¡Conoce cómo hacer parte de Número Cero!
Wilmar Vera Z.
profewilmarvera@gmail.com
He aquí una de las tragedias de los amores proscritos: ni el cariño ni el dolor se pueden expresar abiertamente porque son señalados e incomprendidos por la doble moral de la sociedad.
Esa es la trama de Nosotros sin ella, ópera prima del antropólogo, cuentista y docente universitario Carlos Agudelo Montoya, publicada en 2016 como ganadora en la categoría novela de las Becas a la Creación de la Alcaldía de Medellín. Aborda un tema eterno de la humanidad: los amores impares, los sentimientos y los cuerpos compartidos, velados.
Dueño de una prosa ágil y agradable, Agudelo explora en primera persona los recuerdos y miedos de una trieja en la que Helena, Fernando y el narrador comparten sus cuerpos y una relación. Cada media naranja juega a desconocer e ignorar al otro, mientras cree ser el dueño de un porcentaje del amor de una mujer que, no por fragmentado, se da incompleto.
La historia es sencilla y poderosa: luego de separarse de Helena, el narrador se entera esa misma noche de que su amada ha fallecido en un accidente de tránsito que, como siempre, ha creado un trancón en las calles atestadas de Medellín. Con esa anécdota, queda el dolor expuesto y el amor subterráneo se convierte en una privada viudez.
La historia continúa cuando el amante asiste al velorio y es abordado por el viudo, quien no solo esperaba su visita, sino que la agradece y se constituye en el inicio de una extraña amistad de los que deben vivir —sobrevivir— con esa ausencia irremediable.
Aquí la novela muta en una interesante reflexión sobre el amor múltiple, la capacidad de fingir y esconder —bajo la mentira— los sentimientos, y esa habilidad que algunos gozan —padecen— de fragmentar sus emociones y deseos entre varias personas. «Amante e hipócrita son estados del ser humano que de manera inevitable están ligados. Pero quien finge sus verdaderos sentimientos no está haciendo algo erróneo, por el contrario, está siguiendo la educación recibida», podemos leer en una de sus páginas.
Se agradece estar ante una obra ambientada en Medellín sin la presencia de los lugares y personajes comunes propios de la sicaresca paisa. Nosotros sin ella rescata esas historias que, por silenciosas, no llegan a la superficie literaria, pero que recorren las calles y hogares removiendo y estrujando corazones y vidas en busca de alguien que las cuente.
Agudelo aborda el tema más desde Thánatos que desde Eros, lo que le da un ángulo interesante desde la literatura. La novela tiene un final sorprendente, que deja al lector con ganas de devorar más historias y lamentando que solo sean 181 páginas.
Amor, fidelidad, muerte y ausencia. El matrimonio da para todo, hasta para buscar la felicidad en varios cuerpos y mentes. Ya lo dijo Oscar Wilde: «Lo único que hace emocionante al matrimonio es la infidelidad», y en Nosotros sin ella hasta la viudez compartida es conmovedoramente sincera en una sociedad hipócrita.