¡Conoce cómo hacer parte de Número Cero!
Felipe Carrillo Alvear
Twitter: @FelipeAlvear / Instagram: @felipecarrilloalvear
La piel del conejo es suave y cálida, el conejo es un animal de apariencia tierna. Su piel se puede usar para rellenar muñecos de peluche o almohadas, por ejemplo. El narrador de estos relatos —en el cuento que da título al libro— la utiliza para su diversión y para llamar la atención. Pero ese mismo narrador también es con frecuencia la piel del conejo; y el evento que narra es el despellejamiento del paso inocente de la infancia a la adolescencia y, luego, a la adultez.
Dicho así suena salvaje, pero la voz narrativa que desarrolla las historias de Piel de conejo (Eafit, 2020), de David Eufrasio Guzmán, es sencilla y directa, y está llena de humor inocente e impredecible, lo que hace que esa transición sea delicada en la mayoría de los relatos. Aunque sean cuentos independientes, en la medida en que avanzamos entre las historias, el conflicto —el evento violento— toma fuerza y se apodera de la atmósfera y del espacio. Orinar una mata, hacer trampa en una competencia, los primeros chispazos del despertar sexual e inclusive el asesinato accidental de una mascota se convierten en tramas pesadas: el narrador deja de ser solo la piel del conejo y se convierte en cazador.
«Piel de conejo», «Un beso de Tyson» y «De vuelta al matadero» son los cuentos más hondos y salvajes del libro, aunque a veces no lo parezcan porque todo lo que sucede se cuenta como parte de la cultura y la atmósfera de esa sociedad: la normalidad.
En «Las barbas de Joseíto», la voz narrativa se distiende y adquiere cadencia de novela. Aunque tenga conflictos y dificultades, lo protagoniza una atmósfera de felicidad. Sorprende que, a pesar de la violencia típica de la ciudad que sucede en las márgenes del relato, sea feliz. Es una voz que disfruta de la vida, y eso lo hace poco común. Estamos acostumbrados a una literatura que profundiza y se concentra en los eventos dolorosos, y también a una vida que multiplica esos eventos incansablemente.